HERMANOS Y LSS
Cuando Iago nació, nuestra hija mayor, que solo tiene 23 meses más que él, tuvo que madurar de golpe. Llegaba el pequeño, pero no llegaba sano del todo. Hubo complicaciones en el parto, cesárea de urgencia, mucha espera para poder cogerlo en brazos. Una pesadilla. Una pesadilla que ella no entendía y que intentamos que le afectase lo menos posible. Y luego ya en casa, vómitos recurrentes, avances que no sucedían. Nuevas pesadillas. Sin saber a qué era debido. Y que intentamos normalizar un poco por el bien de todos. La mayor jugó poco con muñecas de pequeña. Pero aún…